Es complicado hacer pronósticos porque hasta ahora todos se han desviado, pero es evidente que los últimos datos indican que, al menos, estamos en una situación más estable. Aragón no tiene capacidad por sí sola para salir de la crisis y ésta estará condicionada a la estimulación global de la economía. La recuperación en Estados Unidos y Alemania son buenos síntomas y el reajuste en los países asiáticos puede ayudar.
Aunque hay que ser prudentes, yo soy optimista por naturaleza y estoy convencido de que Aragón ha sentado las bases de un nuevo modelo productivo diversificando el peso de su economía en sectores de gran proyección como la logística, las energías limpias, la agroindustria, el turismo y las empresas tecnológicas.
Contamos con todos los elementos necesarios para salir más rápido que otras comunidades: amplio territorio, buena ubicación, recursos naturales, trabajadores cualificados y magníficos empresarios comprometidos.
Hay que aprovechar una buena crisis para revisar conceptos, estrategias, métodos y explorar nuevos caminos. Al igual que sucede con la política, es necesario poner todo en cuestión para encontrar nuevos enfoques ante los retos que tenemos por delante.
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